- Cierra tus ojos, respira hondo. Imagina un escenario donde nada te pueda molestar, donde todo sea perfecto. ¿Sigues en ese escenario? Imagínate con los ojos cerrados, ahora ábrelos. ¿Qué ves?
- Es él.
Era una tarde gris; caían pequeñas gotas del cielo, sumamente finas, casi imperceptibles; el viento jugaba con mi cabello y con las olas del mar; para mí todo era perfecto.
A unos 5 metros míos se encontraba él, apreciando el horizonte.
Quise acercarme, pero mis piernas temblaban y con cada intento de dar un paso hacia adelante, me encogía.. me volvía una pelotita y caí sobre las piedras. El sonido que causó mi caída lo despertó de la realidad que estaba viviendo. Giró un poco y me miró. Sonrío y volvió a ver el mar.
Traté de caminar, pero sólo me arrastraba. Llegué a sus pies y lo jalé del saco negro que tenía puesto. Se puso de cuclillas. Sus ojos se clavaron en los míos, y desapareció.
Desperté con los ojos húmedos. Mi corazón latía tan fuerte, que en un momento dejé de sentirlo. Llevé mi mano al pecho: el pequeño órgano rojo ya no estaba, lo habían robado.
Sé que muchas veces he dicho que dejaría el blog y blablabla. Esta vez es en serio, lo siento a quienes les gustaba leer mis posts, pero por una cuestión de salud debo alejarme del teclado.
- Lexie
2 comentarios:
Oe la historia estuvo de puta madre, el final la cago.
Sí, sí los teclados son dañinos para la salud, causan cáncer.
Por eso nadie los come.
Cierra la boca y solo teclea...
merde.
siempre que leas una historia donde los finales la malogran, es porque eran posts incompletos y no sabía como terminarlos. No teclearé, ya fue. Tú teclea.
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