No sé que hago en el piso del baño. No sé porque hablo contigo si no te veo, si no sé si me escuchas.No entiendo porque debo sacrificar aquello que amo por complacer sus deseos, sus expectativas.No entiendo porque ahora se marchará y me dejará rodeada de robots.
¿Tú no te irás, verdad?
Puede que esté delirando. Quizás me he vuelto loca, ah..no, eso no es novedad.Tal vez la enfermedad vuelva, tal vez nunca se fue y ahora empeore.
Dile que si se va, sea por siempre. Nunca necesité de nadie, mucho menos ahora. Sólo tú.
Quédate tú.
Sonó el timbre de la salida. Cerró su diario, abrió la puerta del baño y se dirigió a la puerta del colegio. Jalaba su mochila de ruedas el cuál hacía un ruido particular, un sonido puntiagudo. Levantó la vista, él estaba aún ahí, esperándola.
Ahora su mundo tenía sentido, y el beso que se dieron, fue el sello de un juramento que jamás pronunciaron
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario