Fue un 3 de Enero que Dios creó a María. No, no a la Virgen María, sólo a María, la pequeña niña con grandes sueños, pero ella aún no lo sabía.
A los 6 años, María fantaseaba con ser una detective, quería saberlo todo, asbolutamente todo. En las noches antes de domir, ella no le pedía a su madre que le leyera de aquellos típicos cuentos infantiles, ya se los sabía de memoria. Lo que María hacía, era cuestionar a su padre:
"¿Por qué saliste tarde del trabajo?"
"¿Siempre tienes que usar terno?"
"¿Eres un espía secreto?"
"¿Tu reloj cumple alguna otra función?.. ¿Acaso dispara un rayo láser?"
Entre las respuestas de su padre, resalto esta: "Tierra llamando a María, Tierra llamando a María.". Con lo cual, procedo a hablar de Bruno.
Su apariencia flácida era solo eso, una apariencia, porque Bruno tenía un sueño en mente: ser astronauta.
Él anhelaba pisar una nave espacial, ponerse su traje, caminar en la luna y poder la Tierra desde aquel satélite que nos acompaña todas las noches.
En las noches, Bruno miraba el cielo a través de su ventana. Su respiración creaba machas de vapor en el vidrio, lo cual le divertia mucho porque dibujaba con su dedo muchas estrellas.
Los años pasaron, María y Bruno se conocieron en el colegio y tuvieron una hermosa amistad.
Ambos relataron aquellos sueños que tuvieron de pequeños, y rieron juntos. Ese día todo estaba bien, a excepción de lo que sentían.
Habían dejado sus grandes sueños de lado por unos más pequeños, como graduarse o ser los mejores estudiantes.
Los dos caminos
Bruno decidió seguir los pequeños sueños que tenía, porque no perdía nada y sabía que los podría conseguir con un poco de esfuerzo. Sería el mejor estudiante y obtendría algún día un buen puesto de trabajo y compraría todo aquello que quisiera.
Por otro lado, María sabía que algo andaba mal. La María que había sido estaba dejando de existir, y no dejaría que eso pasara. Ser detective no es una locura, y nada es imposible en esta vida, así que tomó su antigua libreta de apuntes y empezó a explorar su alrededor.
En pocas palabras, cada uno de nosotros tiene un sueño o una meta. Algunos no lo tienen tan claro como otros, pero lo que María nos demuestra es que no debemos dejar de ser quienes somos, tenemos que intentar y no quedarnos con la duda del típico y muy bien conocido "what if".
María y Bruno aún son jóvenes, y espero que aquel pequeño niño que soñaba con el hermoso satélite luminoso pueda llegar a ser quien quiso ser una vez.
2 comentarios:
De casualidad ¿María no serás tú?
Algo así, ¡qué observador!
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