¿Dónde estás?
- Esta es mi mano. Tiene dedos. Y estos son mis ojos. Esta es mi nariz, mis orejas, mi cabello, mi brazo, mi pierna y la otra también.
- ¿Por qué me dices todo eso?
- No lo sé. ¿Dónde estás?
- En mi cuarto, ¿no es obvio?
- No, no. ¿Dónde estás? Si esta es tu mano, tu pie, tus ojos, tu nariz, tu boca... pero tú, ¿dónde estás tú?
- No lo sé.
- Yo tampoco. ¿A dónde se supone que vas cuando mueres?
- No lo sé.
- Muchos dirían al "cielo", pero ¿qué tal si cuando mueres, simplemente dejas de existir? Eso pensaba Borges, y cuando leí su explicación, me dieron ganas de desaparecer del mundo, como él dice: "cesar".
- Tal vez hay un "más allá"
- En ese caso, ¿el "alma" puede seguir entablando conexión con "este mundo"?
- Sería raro, ¿no crees?
- No, no lo creo. Pienso que sería triste irse a otro lugar y olvidar a quienes estuvieron a tu lado en "este mundo".
- Pero entonces, ¿cuál sería el punto de morir si las cosas van a seguir igual?
- ¿"Igual"? Las cosas nunca son iguales. Morir lo cambia todo.
- Cuéntame.
- Es simple. Mueres pero hay una conexión que se va perdiendo poco a poco. Es extraño y difícil de explicar.
- Yo creo que mueres en cuerpo y "alma". Tal vez no hay alma.
- Eso es tonto, es como decir "tal vez no hay cuerpo".
- Tal vez no lo hay. Tal vez eres un alma con un cuerpo.
- Entonces, ¿en qué parte de este cuerpo estoy y a dónde voy cuando mi cuerpo muere?
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