Diábolos

Despierta, sus manos estan heladas.
No quiere cambiarse, no quiere salir, no quiere vivir.
Mira el cielo, esa panza de burro que la hace sentir misérrima.

"Hoy no se pudo" - piensa, mientras se alista para caminar las calles de siempre.
Se ha rendido una vez más.

Mira su merienda con desprecio.
Toma la infusión, y el resto lo lleva para el viaje.
Sale de casa, se asegura que esta lejos y lo arroja.
Ella no tiene necesidad de caer en juegos de glotonería.

Las clases le parecen más interesantes, se ha dedicado a escuchar y anotar.
Ha encontrado la armonía del "ello" y el "superyó"
Por un momento piensa que todo esta bien.
"Quiero vivir" - susurra.

Regresa al lugar pristíno donde sus sueños se desmoronan.
Ellos lo llaman hogar; ella, infierno.
Ellos se dedican a decir cosas insignificantes, tan mediocres que son capaces de manchar papeles con sangre.

Ella es un alma sin cuerpo, sería irrisorio decir que esta triste, pues no siente nada.


Nota: es corto, sin sentido, pero necesario. Necesito poner en práctica la teoría que no me enseñan en clase. A veces las personas dicen cosas reveladoras, o tal vez soy yo la que escucha de más.

2 comentarios:

Ernesto Riveros Barrientos dijo...

¿Hablas de tu clase de sicología con lo del "superyó"? Lo de "tal vez soy yo la que escucha de más" fue genial.

B. dijo...

jajaja sí, aplico lo que escucho y lo que me parece interesante en los posts para no olvidarlo.
Gracias por comentar, en serio :)