- Hola
- Hola - dije dudando de que me estuviera hablando a mí.
- ¿Cómo estas?
Lo miré. Sí, me estaba hablando a mí.
Sus ojos guardaban una intención que no conocía ni podía predecir. Decidí voltear y caminar en sentido opuesto.
- No, espera.
Seguí caminando. Tal vez ya no estaba caminando.. tal vez estaba corriendo.
Sentí la lluvia caer sobre mi rostro, pero el sol estaba radiando.. ¿Qué era toda esa agua cayendo por mis mejillas?
- Espera - susurró.
Me detuve, volteé a contemplar sus ojos. Nunca antes los había visto.
- ¿Por qué huyes?
No tenía ánimos de responderle, pero lo hice involuntariamente.. sin pensarlo.
- No quiero decirte nada.
- ¿Nada de qué?
- Ha pasado mucho tiempo.
- Natalia, ¿de qué hablas?
- No, tu no te acuerdas de mí.. pero yo sí de ti.
- ¿Nos conocimos antes de clases? - preguntó ya algo sorprendido.
- Sí.
- ¿Dónde fue eso? No lo recuerdo.
Lo miré por última vez. Bajé mi mirada, y caminé directo al salón de clases.
Todos estaban ahí, esperando al profesor. Saqué de mi maleta el diario que me había acompañado todo este tiempo y escribí:
Este es el último día que le hablaré. Ha cambiado tanto, o tal vez siempre fue así. Yo lo recuerdo diferente, y su recuerdo me hace daño.
Hojeé las páginas de hace un par de meses atrás:
Hoy mis sueños se materializaron, y hoy conocí a uno de ellos. Tal vez es el sueño más bizarro y dulce que jamás haya podido crear mi mente.
Al terminar las clases vi a todos moverse en masa sin ninguna preocupación, como si todo fuera perfecto.. como uno de mis sueños. Posiblemente yo sea el sueño de alguien, o tal vez sea un sueño dentro de mi sueño. Tal vez esto lo soñé, o tal vez nunca existí porque nunca me soñaron.
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